Muchos mexicanos padecen enfermedades cuyos síntomas no habían experimentado antes, sienten que el mal manejo de la economía y la recesión crónica que padecemos han tenido un impacto en su salud aumentando sus niveles de angustia y depresión, teniendo que gastar más para vivir en relación al nivel de vida que llevaban hace algunos meses.
¿En malos tiempos económicos somos los mexicanos más sanos? No. La crisis económica que sufrimos influye en la salud y en la felicidad de las personas. La incertidumbre sobre el futuro del país aumenta el estrés. Nadie ha estudiado el efecto del incremento del precio de la tortilla, alquileres, transporte público, etc.
Los desempleados desde mucho tiempo atrás suelen tener peores condiciones de salud que los que tienen ingresos y empleo seguro. Aunque nada es seguro en la vida laboral.
El gobierno ha reducido el gasto público en salud y en programas sociales. La grave corrupción, la impunidad y la injusticia crean en las personas un sentimiento de atropello y desesperanza, máxime que los políticos y empresarios exhiben sus inmensas riquezas mal habidas.
En una investigación de la Universidad Libre de Ámsterdam (New York Times), encontraron que “las personas nacidas en plena recesión se encuentran en mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos más adelante en la vida y viven en promedio 15 meses menos que los nacidos en mejores condiciones políticas y económicas”. Los bebés y los niños de los hogares pobres padecen más en una recesión debido a que sus familias no tienen acceso a una buena atención médica.
En una crisis económica las familias pobres se enfrentan a grandes problemas como pérdida de la vivienda, desempleo e ingresos insuficientes para una nutrición adecuada y el cuidado de la salud.
En México hay signos profundos del efecto de la economía sobre la salud. La única ventaja es que los precios de los alimentos procesados industrialmente se han elevado obligando a no adquirirlos y hacer más comidas en los hogares.
La recesión obliga a la gran mayoría de los mexicanos a no tener seguro médico. Ante una situación de emergencia, más del 80% de la población caería en bancarrota por una sola crisis de salud.